January 06, 2011

CASO JUANITA

Ella es bajita, bajita, pelo canoso hasta la cintura recién cortado abajo del hombro. Sus arruguitas develan el sol en su cara ovalada enmarcada por la raya en medio de su peinado. Lo que posee de pequeñez física es sólo la finta de la enorme valentía en esa mujer. Vivía con su marido e hijo, luz de sus ojos, y un día regreso a casa más tarde de su hora, del restaurante donde trabajaba, para ganar unos pesos más fue sorprendida por un hecho que cambió su vida. Caminaba, un paso tras otro, con su bolsita agarrada con una mano, no fueran a arrebatársela cuando de pronto, un hombre sale de un terreno valdío, le jala el pelo, la golpea, la tira al piso y comienza a arrancarle la ropa. Ella pensó lo peor y estaba muy asustada. La adrenalina se interrumpió al sonido de sus palabras entrecortadas por el agitamiento: "¿Por qué me haces esto? ¿Te gustaría que alguien le hiciera ésto a tu madre?" Fueron algunas de las cosas que la Valiente Juanita pudo decirle al cretino. Excepción a la regla, el hombre se detuvo y la dejó ahí. 
Desde ese día la Valiente Juanita no paró hasta que el hombre fuera detenido. Su marido no la apoyó, por eso lo mandó a la chinada (si la pareja no está siempre para las buenas y las malas, ¿¡entonces pa que chinadas sirve!?) y prefirió ser una madre para su hijo pero una mujer separada. 
Sola, yendo a tribunales y reclusorio para no exponer a su hermana o madre quienes deseaban acompañarla, logró su cometido.
Ella intentó hacerlo entender con palabras, abrir su conciencia, el hombre no quiso tomar éste encuentro como la revelación de un mensaje en el cual podía detener su violencia y cambiar. Su aislamiento no sirvió de nada, no evolucionó, quedó igual. Salió años más tarde de la cárcel, volvió a delinquir sólo que ésta vez no tuvo la suerte de toparse con la Valiente Juanita. Un ser quien le dio un mensaje básico de salvación para él mismo: respetar a otros y parar. Se topó con otros como él quienes lo golpearon a muerte. Me viene a la cabeza: "a quien hierro mata, a hierro muere".
Ésta historia que les relato es de la vida real. Nada he alterado. Debo decirles tengo la fortuna de conocer a la Valiente Juanita, quien antier me contó su historia. Señora, tiene usted mi respeto y admiración. Es de las mujeres más hermosas que conzco.

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