Hay veces en la vida que se nos cierran todas las puertas. Y, como dice una oración que una tía (SIlvia) muy querida me mandó alguna vez,
"se abrirán puertas que ni siquiera harán ruido".
Me quedé estúpida la neta con ésta frase. Es tan profunda, tan compleja que comienza a hacer sentido para mí. Me impresiona la velocidad con la que he vivido muchas cosas. La capacidad que tenemos los seres humanos para absorber como esponjas todo lo que está a nuestro alrededor.
Puedo decirles, queridos seguidores, que nada en mi vida ha sido fácil. ¿Y saben? Agradezco cada minuto de estar encabronada porque un imbécil me fue acusar de que me equivoqué, (acm) de conocer personas nuevas que me enseñan, (acm) que hay personas que me esuchan, (acm) la confianza de aquellos y aquellas locas que me han dado una oportunidad de trabajar, (acm) por el tiempo que me aguantan. ¡Ja! la neta está cañón porque no soy intensa, sino lo que le sigue. (Acm) que abro los ojos en las mañanas, gracias a mis pulmones puedo respirar, puedo levantarme de la cama porque mi cuerpo está sano y me permite caminar. Soy muy afortunada de poder compartir con ustedes y la gente que me rodea el amor a la vida, mi pasión por experimentar más emociones y lo que puedo considerar arte: documentar aquí lo que veo. Mis ojos crecen en cada paso que doy al admirar la belleza de cosas simples que nos rodean.
Hoy así me siento.
Ojos grandes.
Ojos cerrados.
Una cámara gira a mi alrededor 360°, en una escena a media luz cenital, mientras sólo se escucha el viento.
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