Hoy les relato la historia de un ente que luego de vivir muchos años, llegó a viejo. Él creía saberlo todo, estaba acostumbrado a la vieja era de que lo barbearan, y en vez de compartir su dizque sabiduría, de su ser sólo salía excremento. Hablaba y se le derramaba por la boca constantemente. Las personas a su alrededor se alejaban de él cuando bien lo conocían. Hasta que un día se topó con un niño, pequeño, noble, de ojos grandes. Con su amor intentó sanar al viejo ente pero lo único que recibió fue excremento. Aún así, el pequeño aprendió de este gran maestro... supo que cuando fuera grande no quería ser como él.
(PD Aún así, respeto a mis mayores y menores)
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