Lo que me he dado cuenta es que todos somos iguales.
Cada familia lucha porque los suyos estén bien, tengan qué comer, tengan buena ropita como dicen, el juguetito de moda...
Todas son iguales...
Honestamente me siento mal con esto.
Mientras hay familias que viajan en grandes camionetas o que viajan en el Bochito del tío lo triste es, que nadie piensa más allá de su circulo cercano. No tiene que ver con clase social ni cuánto tengas en el banco. No se trata de eso, se trata de que a nadie le importa nadie más que su círculo inmediato.
Me entristece de sobremanera que esto pase y como me molesta, la neta, no me quedo con los brazos cruzados. He tenido la gran bendición de ayudar a otros que ni son parte de mi familia, que ni son mis amigos, es más, que era la primera vez que los veía.
Me gusta ver sonreir a las personas. Me llena el corazón ayudar a una linda abuelita y su nieta cruzar la calle en un mundo desesperado. Me llena de emoción cederle mi asiento a una chava, como yo, pero embarazada. Ver la sonrisa en su cara y que lo hago por amor a otros me llena muy cañón.
Ahora veo las cosas distintas. Los colores brillas más, me tomo el tiempo para observar los detalles de otros. Amo ver la vida en otras personas y en otros seres.
Amo poder respirar y presenciar esos instantes de agradecimiento y amor puro.
A cada persona que ha tenido la suficiente compasión por mí y por mi familia, se los agradezco profundamente. Gracias hoy y siempre.
La neta, ya no voy a quejarme voy a cerrar la boca y actuar como desearía que los demás trataran a mi familia.
Es tiempo de cambiar... Como diría la canción.
Cuando apenas te alcanza para comer es cuando más puedes dar y cuando la verdadera prueba de amor puedes dar...
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