OBSESIÓN PARTE II: EL CASO DE LA MEDIAVACA

Quedamos que una obsesión es una idea o un comportamiento repetitivo, tipo disco rayado ¿no? Pues encuentro meramente un caso de estudio el hablar de éstas, aunque debo aclararles no tengo yo ese problema. Lo que sí me encanta y debo confesarles es amanecer y dormirme con la misma canción. La neta no le apago pues adoro sentirme consentida por los rocker (ja!) Curioso, de hecho bajé la basura y creo escuché al bebé del vecino cantarla, ¿será? ¡Pero si apenas tiene dos años!... qué raro. Bueno, les decía, repetimos las cosas porque nos gustan, nos llenan y nos dan placer, entonces ¿por qué detenernos en nuestro comportamiento natural de repetir las acciones, canciones, una y otra vez?  
Quien sí tiene ése problema es un amigo fotógrafo aspirante a ser profesional, y cual Mafafa Musguito lleva su cámara hasta el baño, sí, adivinaste ya en una jarra se le cayó al escusado y tuvo que ahorrar meses y comprarse otra el wey (ups, sorry si lo estás leyendo bro!). El caso es que me asombra su obsesión ¡con tomar cuerpos a la mitad! La prueba ahí la tienen... Ésta historia continuará...